Una confitería emblemática, un dueño reticente, la gestión de la Defensoría del Pueblo y la lucha de un ciudadano para recuperar el patrimonio cultural.
El corazón del rock nacional late con fuerza en los anales de la historia porteña. Lugares que fueron cuna de sueños y acordes que marcaron a generaciones hoy corren el riesgo de ser olvidados, desvaneciéndose en la indiferencia o, peor aún, en la resistencia. Este es el caso de la histórica Confitería La Perla, ubicada en la Av. Rivadavia 2800, un sitio declarado de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Lo que comenzó como un homenaje al legado musical de nuestro país, se ha transformado en una verdadera batalla legal y cultural. La Legislatura, a través de la Resolución 615/2006, reconoció la importancia de La Perla como "Lugar frecuentado por jóvenes músicos en la Década del '60 que gestaron las primeras composiciones del Rock Nacional". Incluso, se dispuso la colocación de una placa de bronce en el interior del establecimiento para inmortalizar la creación del tema "La Balsa" de Litto Nebbia y Ramsés VII (Tanguito), un hito que marcó el nacimiento del rock en Argentina.
Sin embargo, la historia tomó un giro inesperado. El Sr. Carlos Calderón, un ciudadano comprometido con la preservación de la memoria colectiva, solicitó la reposición de estas placas conmemorativas. Tras la denuncia formal, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires intervino. Agentes de la Defensoría se apersonaron en el local, que hoy funciona como una sucursal de la pizzería "La Americana". La constatación fue contundente: las placas, que debían adornar tanto la fachada como el interior del establecimiento, habían desaparecido.
Ante esta situación, la Defensoría del Pueblo se comunicó con el representante de la empresa gastronómica. La respuesta, según consta en el expediente, fue desconcertante: las placas habrían sido "hurtadas".
Pero la historia no termina ahí. A pesar de la resistencia y la aparente pérdida del patrimonio, la Defensoría del Pueblo no baja los brazos. Ha solicitado formalmente a la Legislatura porteña que evalúe la reposición de las placas, instando a que se cumpla con la normativa vigente y se garantice la preservación de este sitio de memoria roquera.
Este caso pone de manifiesto la fragilidad de nuestro patrimonio cultural y la importancia de la vigilancia ciudadana y la acción institucional. ¿Será posible recuperar estas placas y honrar la memoria de un capítulo fundamental de la historia argentina? ¿O la indiferencia y la resistencia del propietario privarán a las futuras generaciones del conocimiento de este legado?
Seguiremos de cerca este fascinante y crucial reclamo. La lucha por la placa de La Perla es, en definitiva, una lucha por la memoria y la identidad de Buenos Aires.
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Abrazo roquero del Este mendocino.
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